Del escondite a la ITE: guía emocional para adultos confundidos.
Hola humanos!!
Cada vez me asombra más el mundo en el que vivimos. Es todo un sinsentido. Menos mal que lo encaramos con humor. 😅
Como ya conté en otros posts, estoy en pleno proceso de vender la casa familiar porque, por desgracia, se ha vuelto inviable para que mi padre pueda volver a ella. Y así, sin tener ni idea de por dónde empezar, me he adentrado en el maravilloso (nótese la ironía) mundo inmobiliario. Un lugar donde cada trámite es un reto... o un Pokémon, como me gusta llamarlos. 🐉
Por si a alguien más le toca esta aventura, aquí van algunos de los monstruitos con los que me he topado:
🏠 Célula de Habitabilidad: la ITV de tu casa
Obligatoria para vender o alquilar. Mi casa la tenía... pero caducada desde 2015 (¿a que no sabías que eso caduca?).
Tranquilos, muchos no saben ni que existe.
Tuve que contratar un arquitecto, instalar una baranda de seguridad, y esperar la inspección del Consell Comarcal.
🧾 Certificado energético (el primo olvidado)
Sí, además de la Célula de Habitabilidad, también necesitas este certificado. El arquitecto que me hizo la célula me lo ofreció como “pack”. Spoiler: no venía con descuento. Otro gasto más para la colección.
Coste total:
370€ + 160€ (gracias a un colega por la mano con la baranda).
📊 Plusvalías, Hacienda y otras pesadillas
Tuve que:
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Calcular la plusvalía municipal
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Averiguar si mis padres están exentos de pagar a Hacienda (que no, no somos todos).
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Saber cuánto costaba amortizar la hipoteca
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Consultar gastos de notaría...
📸 Fotitos, anuncio y pase de modelos inmobiliario
Una amiga me ayudó a sacar buenas fotos (bendita seas), hice el anuncio y empecé a hablar con inmobiliarias y compradores potenciales. Hasta aquí, casi divertido. Casi.
👀 Y el último Pokémon (por ahora): la ITE
Inspección Técnica de Edificios.
Resulta que también era obligatoria… ¡desde hace años! Pero casi nadie con viviendas unifamiliares lo sabe.
Ya pagué por la célula de habitabilidad, pero ahora pueden pedirme otros 800€ para reconfirmar que mi casa no se está cayendo.
Todo es un sacadinero, con sonrisita institucional incluida.
Y lo mejor es que nadie tiene claro si realmente hace falta:
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Las inmobiliarias dicen que a veces la exigen al firmar
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El arquitecto me dice que no
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El ayuntamiento también
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Y la web oficial dice que, si tienes célula vigente, estás cubierto
Así que, por si acaso… ya he puesto una velita.
En medio de toda esta odisea me pregunto:
¿En qué momento de mi vida deseé crecer, ser adulta, independiente, gobernar mi destino?
Pues ale, ¡por bocacabra!
Yo pensaba que el juego de la adultez era más interesante y menos frustrante.
Tanta prisa por crecer... ¿pa’ qué? Como diría mi abuela.
Nadie te avisa de la letra pequeña
En la crianza se considera fundamental revelar que los Reyes Magos son los padres...
Pero nadie te prepara para el verdadero descubrimiento:
que ser adulto es sobrevivir a la burocracia, pagar por respirar y firmar papeles sin entender nada.
Eso, al parecer, es mejor dejarlo al efecto sorpresa.
Y ya que estamos referenciando a la infancia, os lo dejo por escrito:
busco gente seria para ir a picar timbres y salir corriendo.
Ahhh… qué gran época.
Qué libertad tan absurda y hermosa.
En fin...
Crecer no era lo que prometía el folleto.
Devuélvanme mi merienda de pan con chocolate y mis veranos eternos, gracias.
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