Fandango

 Hola humanos!! 

Otro verano se nos ha escurrido entre los dedos y aquí estamos otra vez: otoño, aguaceros y la dichosa caja de ropa de invierno de vuelta en medio de la habitación. Ya llegan las noches en las que uno piensa: "joder, hace un frío del carajo!".

Sé que he estado algo desaparecida.  No os voy a mentir, he estado jodida. Estos dos últimos años han sido un desgarro, emocional y vital. Una caja de Pandora patrocinada por Pringles: cuando hizo pop. no hubo stop. Y he necesitado silencio para ordenar todo lo que me atravesaba. 

Y entre pensamientos descubrí algo: que los humanos somos muchas cosas buenas, pero también unos inconformistas de mierda. Yo la primera. 

Pero también es cierto que cuando estamos mal cuesta salir de uno mismo para poder ver lo afortunado que es. Así que este post trata de evidenciar lo inconformistas que somos, pero también quiero que sirva de aliento para los que como yo, en ocasiones, no encuentran muchos alicientes al vivir,




¿Os habéis fijado en cómo vamos por la vida, todo el día preocupados y estresados?
Corremos por todo: pagar la hipoteca, la factura de la luz, salir a cenar con amigos aunque estemos sin energía, ayudar a los demás cuando ni siquiera nos hemos dedicado cinco minutos al día para nosotros mismos.

Uno tira millas, y solo una vez a la semana, si acaso, se detiene un segundo a pensar. Y ahí llega el golpe: la desdicha, el cansancio. Quizás incluso la sensación de no haber vivido nada intenso: un viaje, una salida, cualquier cosa que sacuda un poco la rutina. Entonces  aparece el tedio.

El mismo trabajo, la misma pareja, el mismo ambiente, la misma rutina. El cerebro entra en una especie de cortocirtuito, una falla que dice: "quiero más dopamina". Yo me lo imagino como el monstruo de las galletas pero mascando tripis y anfetas. Porque queremos vivir atesorando, acumulando, sin pararnos a valorar. 

Y si a eso le sumas la dureza de la vida adulta, la crueldad de la realidad:


  • Cuando muere un ser querido,
  • Cuando te echan del trabajo,
  • Cuando pierdes tu casa,
  • Cuando se corta una relación en la que eras feliz,
  • Cuando se estropea el coche,
  • Cuando no accedes a la universidad que querías,
  • Cuando suspendes un examen importante,
  • Cuando consigues el trabajo de tu vida, pero a costa de perder tiempo con tu pareja,
  • Cuando pierdes amigos porque la vida cambió,
  • Cuando no puedes gobernar tu vida y lo pierdes todo.
Y todo eso duele tanto que cuesta salir de ahí. Cuesta encontrar de nuevo la alegría. Dejas de valorar lo que tienes. Ya no hay más allá: te quedas atrapado en el recuerdo del no dolor, como si ahí pudieras quedarte a salvo. En la apatía, en la pena profunda que solo quiere dormir o dejar de sentir. Queremos la SOMA. 

Quizás por eso ahora me veo en la situación de reclamarle a la sociedad, como niña que fui, que tan importantes son las materias, pero igual de importante es la educación en valores y gestión de las emociones. 

A nuestro mundo le falta VERDAD.
Y la Verdad no es que te dejen elegir si haces o no pintura en el colegio, Verdad es que te enseñen que la vida, muchas veces, es amarga, es injusta y duele. Porque implica pasar por el aro, negarte, resignarte, cuestionarte, amoldarte, y superarte constantemente.

0jalá me hubieran dicho en su momento, que al crecer tendría que aprender a bailar con tanto dolor. 

Este post no es uno cualquiera. Es especial. Porque lo que no me enseñaron en la escuela, lo aprendí trabajando dentro de un hospital. 

Y ahí entendí que las escuelas deberían ir a los hospitales. Para aprender dos cosas: 

  1.  Que tipo de atención queremos cuando lleguemos a estados de enfermedad o vejez.
  2.  La verdadera importancia de la vida. Y de vivirla.

Este post va por ti, T,M.
Porque en poco tiempo me estás enseñando mucho. Porque si el mundo viera tu injusticia, lloraría con nosotros. Pero viven ignorantes, sin saber que, el día que marches, yo sabré que el mundo amaneció más pobre. 

Como tú me dices muchas veces: : “La vida es un fandango”.
Y qué razón tienes..

Le dijiste a las fisios que entre tu y yo hay un hilo rojo.
Y cada vez estoy más de acuerdo.
Un hilo rojo al que me agarro cuando siento que me pierdo.
Somos ambas caras de una moneda. 

Tú, que fuiste diagnosticado de un tumor cerebral a los 30 y, ahora, con 53 recién cumplidos, afrontas abandonar tu vida para que tu mujer y tu hijo puedan hacer la suya. 

Tú, que te ves apagarte día a día y aún así te ríes con mis payasadas.
Eres la ostia de realidad que todos necesitaríamos en tiempos de oscuridad.

Tú elijes morir queriendo vivir.
Y yo, que vivo, me despierto creyendo que la vida no es para tanto. 
Que injusto es todo, que pena.

"La vida es una trampa", me dices desde la cárcel de tu cuerpo, con una voz cada vez más fina. 
Que injusto que lo apreciemos justo en ese puto momento. Cuando todo se escapa, cuando ya no hay opción. Cuando tienes que afrontar que no hay un mañana para enmendar ni seguir disfrutando las cosas.

Por eso tú me salvas y me recuerdas que tengo opciones. 
Hoy me has dicho: “Cuando me vaya, pensaré en ti.”
Y yo te he asegurado: “Cuando te vayas, tú seguirás vivo en mí.”

Espero que, a través de este post, tú también sigas vivo como aprendizaje para muchos de los que, ahora mismo, necesitamos un aliciente para vivir.
Que ese empuje por amar la vida no nos llegue, como a ti, en forma de un tumor cerebral.

Y tú, humano:

¿Hace cuánto no te detienes a valorar lo que sí tienes, antes de que se escape? ¿Agradeces la vida que tienes? ¿Vas a hacer algo con ella? 




Comentarios

  1. Que no se'ns passi la vida pensant en demà. ✨💕

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  2. No se que decir me has dejado sin palabras.Y si pudiera llorar la casa estaría inundada.

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  3. Siempre intento valorar la vida que tengo y la gente que me rodea. Y viendo casos como el que expones (y que conozco de primera mano) todavía más...
    Lamento tu desgarro emocional y vital. Pero como ves, siempre eres importante para alguien y siempre hay diferentes opciones para todo. De hecho, en tu caso, no solo transmites alegría y bondad a todo tu alrededor, sinó que también sabes como sacar una sonrisa cuando es necesario. Así que, recuerda que tienes un valor incalculable 😉

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