Marionetas ecológicas y otros cuentos modernos

 Hola, humanos.

¿Habéis sentido últimamente que estamos dentro de una distopía cutre, con estética de ONG y alma de mafia? No es paranoia. Es la nueva política.

Vivimos en un país donde los escándalos se acumulan como bolsas de plástico en un vertedero, y parece que el PSOE ha decidido licenciarse en crimen organizado. Corrupción, chanchullos, impunidad, malversación, prostitución, extorsión... Y mientras ellos se reparten el pastel, a nosotros nos suben los impuestos con la excusa de salvar el planeta y la democracia. Qué bonito todo.

Somos marionetas. Y además complejas, que es aún peor: creemos que movemos los hilos mientras nos los atan más fuerte.

Normalmente no hablo de política pero hoy vamos a tratar:  distopía verde y mafia roja.


♻️ Ecología distorsionada

Sí, estoy de acuerdo: cuidar el planeta es urgente. Pero no bajo este sistema que nos culpa a nosotros, los ciudadanos, del desastre. Ahora somos los malos si no reciclamos bien el tetrabrik, mientras las empresas se forran envolviendo un mísero aguacate en tres capas de plástico.

Antes llevabas el casco de cristal y te devolvían la pasta. El carnicero envolvía la carne en papel. No necesitábamos tutoriales de reciclaje ni cinco contenedores en casa porque la lógica estaba en el propio sistema.

Hoy te multan si metes un trozo de cartón con grasa en el contenedor equivocado, pero nadie sanciona al supermercado que te da cinco envoltorios por cada yogur. Eso sí: tú, pobre humano, eres el único responsable. Y evidentemente, no puedes faltar a tu misión sagrada: salvar el planeta.

Y disculpen si soy yo quien lo dice, pero el absurdo está servido en el momento en que pretenden cobrarme, en un pueblo de 2.000 habitantes, 180€ de “basura” por recogida puerta a puerta y control de reciclaje con código. Con el pretexto de que generamos demasiados residuos, mientras que en hospitales y residencias (públicas y privadas) se están usando paquetes de toallitas desechables para “ahorrar tiempo” y prescindir de personal que asearía con agua, jabón, esponja y toalla, como se ha hecho toda la vida.

En una mañana se pueden acumular 100 paquetes de plástico por planta de hospital. Pero la culpa, por supuesto, es tuya. ¿Qué carajo de ideales y creencias estamos comprando?


🚘 Coches eléctricos y otras farsas

Otro gran invento: las zonas ZBE. Nos quieren obligar a cambiar coches que funcionan perfectamente. ¿Por qué? Porque hay que ser ecológicos. Claro.

¿Y qué hacemos con los millones de coches que tiraremos? ¿A qué vertedero ético van a parar? ¿Y las baterías de litio? ¿Y los minerales extraídos de países empobrecidos a base de esclavitud moderna?

Pero tú, humano, cállate y cómprate un eléctrico. Aunque falle más. Aunque dure menos. Aunque no tengas dónde cargarlo. Aunque no haya electricidad suficiente para todos.

Nos están empujando a un “gran cambio” que va a generar miseria en las ciudades. ¿Quién puede creerse que la gente va a cambiar su coche “por conciencia ecológica” si apenas puede llenar la nevera?

Esta moda ecologista, casi dictatorial, no tiene en cuenta la diversidad económica. Nos despojan de nuestros bienes y de nuestra independencia para empujarnos a un transporte público caro, lento, ineficaz... mientras nos piden que desembolsemos 40.000€ por coches eléctricos que ni cargan, ni duran.

Resulta curioso que nosotros, los mileuristas, tengamos que usar la bici, el tren, el metro o el blablacar, mientras siguen entrando cruceros turísticos a nuestras costas, los aguacates de aquí se exportan fuera, y nosotros comemos productos traídos de miles de kilómetros. Mientras tanto, El Prat está más saturado que un domingo en Bonavista, y el presidente del Gobierno coge el jet privado para ir a por chicles.

Pero, ah, amigo: tú eres el único culpable.


🚆 La gran estafa del AVE

Viajo en tren desde 2015. Nunca vi nada igual. Los nuevos AVE tiemblan, llegan tarde, se paran, y ni siquiera tienen agua. Lo barato sale caro, y ahora lo pagamos nosotros. ¿Sabes por qué? Porque invierten más en imagen que en infraestructura.

Los propios trabajadores dicen que los nuevos trenes pesan tanto que están rompiendo las vías y la catenaria. La red de alta velocidad se desmorona y nadie parece querer verlo. O peor: lo ven, pero les da igual.

Menos personal. Menos medios. Menos seriedad. Más retrasos. Más averías. Más accidentes.

Y para rematar: han cambiado las políticas de indemnización del AVE. Si antes te devolvían por 15 minutos de retraso, ahora necesitas 60 para que te den el 50% y 90 minutos para la devolución total. Como si todo el mundo pudiera permitirse llegar hora y media tarde pero, eso sí, “feliz de sentirse eco”.


🗣️ Distracciones de lujo

Mientras tanto, nos entretienen con guerras lejanas, banderas ajenas y debates impostados. Nos hacen hablar de lo que pasa en otros países para no mirar lo que pasa en el nuestro. ¿A quién le interesa que no miremos?

Vivimos en una farsa verde, progresista y digitalizada. Una especie de Huxley con TikTok y Orwell con multas por no separar bien el plástico. Y lo más triste: muchos aplauden mientras les vacían los bolsillos y les mienten en la cara.


Así que dime, humano:

A ti, ¿Quién te pastorea?
¿Estás dispuesto a seguir tirando lo que funciona solo porque te dicen que es lo correcto?





.

Comentarios

Entradas populares