Me han crecido los enanos
Hola, humanos. ¿Cómo van esos días? Los míos son "días raros", como esa canción de Vetusta Morla. A medida que avanzan, crece mi asombro.
No entiendo cómo hay tantos suscriptores a Netflix si la vida misma supera con creces cualquier dramón de la plataforma. Nadie lo dice, pero todos lo pensamos: esto no está marchando como se esperaba. No como nos prometieron. Estamos todos un poco saturados. Algunos jodidos. Otros contentos. Y otros en ese estado híbrido de jodidocontentos.
Hoy quiero hablar de por qué nos dejamos someter. Ya sea por otros o por la propia indolencia.
Una vez, en un simposio, escuché algo que no terminé de entender del todo:
Al principio de los tiempos, sobrevivían los más fuertes. Después, los más inteligentes. En el presente y en adelante, saldrán a flote los que tengan un carácter recio, seguro y un buen estado emocional.
En su momento me pareció lógico. Ahora, después de todo lo que he visto y vivido, tiene un sentido profundamente renovado.
Vivimos en un mundo donde hay una inercia a que unos manden y otros obedezcan. Unos son fuertes, otros dóciles. Y, en la mayoría de los trabajos y estructuras, las personas no se cuestionan nada.
Si preguntas "¿por qué?", te responderán:
🔹 "Porque me han dicho que se hace así."
🔹 "Porque el protocolo dice esto."
🔹 "Porque siempre se ha hecho así."
Frases vacías. Respuestas exentas de pensamiento crítico.
¿Por qué?
¿Qué tipo de sociedad estamos defendiendo si quienes cuestionan las cosas son tachados de incómodos, problemáticos o indeseables? No hablo de despotismo ni de rebeldía sin causa. Hablo de plantarse ante el absurdo, el abuso, la injusticia.
Y hablando de absurdos, déjame contarte algo.
Una vez, trabajando en un psiquiátrico, una compañera se me acercó y me dijo:
"El encargado ha dicho que tienes que depilar a la Jenny."
Mi cara de asombro total. ¿Cómo?
"Sí, es que tiene un bis a bis y no puede depilarse sola."
Yo intentaba comprender en qué mundo tenía sentido que, como auxiliar de enfermería con contrato de técnico educativo, tuviera que encargarme de "poner bonito" el arbusto de una usuaria. Si ni siquiera sé hacerme correctamente el mío.
"Yo no lo veo", respondí. "No creo que me corresponda a mí más que a una esteticista hacer eso. Y si quiere que lo haga, de acuerdo, pero que me lo dé por escrito. Porque si pasa algo, todos sabemos que tonto el último."
Finalmente, lo hizo otra compañera que ni se lo cuestionó. Y luego vendrán los llantos si pasa algo.
Pero lo curioso es que el encargado no quiso asumir una responsabilidad que me quería endosar a mí. Porque total, no le costaba nada hacerlo por escrito.
Y así funciona todo. Nos piden que obedezcamos sin pensar, pero cuando hay un problema, nadie es responsable.
👉 Por eso es importante aprender a decir NO.
No me gusta.
No quiero.
No puedo.
No estoy conforme.
Puedes negarte a hacer horas extras.
A que otros no acaparen tu agenda y tu tiempo.
A sostener a quien no te cuida.
Y que no por pena o miedo, veles más por los demás que por ti mismo.
Debe existir un equilibrio. Una mesura. Soprhosine para los griegos.
No se trata de negar por negar. No digo que vayamos a cabezazos con todo ni que digamos NO por sistema. Pero tampoco podemos ser líquidos y domables como arcilla.
Si algo te chirría, consúltalo.
Con un profesional, si es algo técnico.
Contigo mismo, si es algo emocional.
Asegúrate de que lo que piensas, lo que dices y lo que haces estén alineados. Y si no lo están, al menos evita soltar juicios sobre los demás. Porque cada vez es más difícil sostener todo en armonía.
Hay una fina línea entre ser flexibles y ser marionetas. Entre adaptarse y desaparecer.
No dejes que te moldeen.
Tantos "NO" que pueden liberarnos de nuestra propia condena o de una impuesta.
¿Qué hubiera pasado si no me hubiera impuesto cuando dejaron a mi padre desamparado?
Al final, la mejor pregunta es: ¿Y tú? ¿Serías el que hubiera acabado depilando a la Jenny?
Ya os iré contando más aventuritas, porque esta semana viene cargadita de cositas y putaditas. Mientras tanto, sigo en mi catarsis personal, puliendo mi carácter. Sometida constantemente a pruebas de resistencia.
Porque iba a montar un circo, y no paran de crecerme los enanos. Y multiplicarse los payasos y las payasas.
Comentarios
Publicar un comentario